22.3.09

Blackbird #5

Gift & Curse (5 de 6)
“The Gift” (Parte 2 de 3)
Historia: Rodrigo Roa.

I

La noche caía sobre Angalileo, y las luces llenaban las calles. La mayoría de la gente volvía a sus casas, y algunos comenzaban una larga noche de diversión. Pero sea lo que sea lo que estuviesen haciendo, la ciudad tenía mucho movimiento.

Las luces de neón anunciaban los lugares donde divertirse, mientras el alumbrado público guiaba a las personas que aún transitaban por la calle, dándoles cierta seguridad. En general, el espectáculo que daban las luces de la capital de Eria era dantesco.

De pronto, hubo un pestañeo. Se hizo un silencio en el ambiente, como si anticipara que algo estaba por cambiar. Y segundos más tarde, todo el mundo nocturno quedaba completamente a oscuras, transformando completamente la situación de las calles. Se escucharon gritos y luego, las bocinas de los vehículos.

Mucha gente corrió, y pocos minutos después, algunos vidrios fueron rotos. Poco a poco, la ciudad cambió de estado: aunque ahora había más alboroto, era de otro tipo. Ya no era la tradicional agitación de las noches de una gran ciudad, sino que un caos desatado.

Y en algún lugar de la ciudad, The King sonreía, y brindaba, por el éxito de su plan.

II

En la OCC, Matt Parker había reaccionado. Se levantó, y vio que todo estaba a oscuras. Fue el primero en ponerse de pie, y de inmediato, pensó en algo que pudiese ayudarle a entender lo que estaba pasando.

Al revisar a su alrededor, notó que habían forzado los discos duros de algunos computadores, y que todo estaba desordenado. Entonces, pensó en algo. Necesitaba comunicarse con alguien que pudiese detener a quienes habían entrado. Corrió hacia el subterráneo, y allí encendió el generador de emergencia.

Las luces volvieron, aunque de forma tenue. El generador no era tan potente, pero tenía lo suficiente para permitirle hacer un par de cosas que necesitaba. Primero, encendió su computador, y lo programó para tener acceso a la base de datos central. A través de ella, además, podría rastrear los discos duros robados.

Luego, Matt conectó la radio y comenzó a buscar alguna señal. Pero no había nada. Estaba solo, y necesitaba apoyo. Trató de despertar a sus compañeros, pero la mayoría estaban golpeados, y no tenía fuerzas. Frustrado, el chico se sentó a esperar.

Mientras, en la ciudad, Blackbird ya estaba en acción. El caos estaba presente en toda la ciudad, y él trataba de ayudar como podía. Detenía a algunos delincuentes que trataban de aprovecharse de la confusión, y a los pocos segundos, tenía que ir a otro sector, a salvar a alguna persona en apuros. Pero, a pesar de estar ocupado en cada segundo, notó que en el edificio de la OCC, ubicado en el centro de la ciudad, se habían encendido las luces, y era el único lugar iluminado de la ciudad.

El defensor decidió ir hasta allá. Las luces indicaban que ese lugar algo tenía que ver con lo que ocurría en Angalileo.

III

El defensor se las arregló para entrar, y observó que los guardias de seguridad y los funcionarios, estaban esparcidos por el suelo, muchos de ellos inconscientes, otros tratando de reponerse. Blackbird ayudó a los que pudo, pero siguió avanzando por el edificio.

Se dirigía al salón central, donde estaba la mayoría de los ordenadores. Caminó lentamente, tratando de evitar cualquier sorpresa que lo pusiera en problemas, y observando todo con cuidado. Estaba claro que el lugar había sido atacado.

Llegó hasta el salón, y abrió la puerta. Las luces estaban encendidas, así que se detuvo allí, y observó. A algunos metros de él, vio a Matt, sentado frente a su computador, tratando de comunicarse con alguien.

Entonces, Blackbird se ocultó, y se acercó al joven por las sombras, hasta aparecer junto a él.

- Dime qué fue lo que pasó – le dijo repentinamente.

Matt se asustó, ya que el defensor apareció de la nada. Pero luego se calmó, y le respondió, feliz, porque al fin tenía el apoyo necesario.

- ¡Al fin! – dijo, con efusividad - ¡Al fin alguien que me ayude a solucionar esto! ¿Blackbird, verdad? He oído mucho acerca de ti. Mi nombre es Matt - y le extendió la mano.

- Muy bien, Matt – respondió Blackbird, estrechándole la mano en respuesta – Dime, ¿qué pasó? ¿qué debemos hacer para solucionarlo?

- Pues… unos tipos, vestidos de negro… Entraron aquí, golpearon a todo el mundo, y se llevaron los discos duros… ¡Toda la información importante de la ciudad estaba ahí! Y temo que también la del resto del país… - respondió el joven, preocupado.

- ¿Hay algo que me puedas decir para ubicar a estos tipos? – preguntó Blackbird.

- Pues… al parecer, los lideraba un tipo vestido con ropas como de la realeza… Era extraño – respondió Matt, tratando de hacer memoria. Luego, su rostro cambió - ¡Pero también hay buenas noticias! Puedo rastrear los discos duros, así que sé exactamente donde están esos tipos.

- ¿Puedes hacer eso, solo con un computador? – respondió sorprendido el defensor.

- Já… – rió Matt, con confianza – No hay nada que no se pueda hacer con un computador y con las habilidades que he aprendido en todas las horas que me he pasado frente a una pantalla.

- Muy bien… - dijo Blackbird – Confío en ti. Pero, ¿cómo nos comunicaremos?

Matt le dio una radio portátil a Blackbird, y le enseñó rápidamente a usarla. Luego, el defensor hizo un gesto de aprobación, y se fue, a seguir la ruta que Matt le describiese. El joven hacker se puso a trabajar, y su sociedad ya estaba en marcha.

IV

Los discos duros habían cruzado la ciudad, en posesión de The King y sus hombres. Ahora, esos hombres descansaban, y disfrutaban.

- Manejar la información, lacayos míos… Ese es el truco más grande de la época en que vivimos – dijo The King, con un aire de superioridad y majestuosidad – Y lo mejor de todo, es que no tenemos que preocuparnos por el espacio…

- Su majestad… - interrumpió uno de los lacayos – Hay… algo, o alguien… que viene volando hacia acá. Nuestros vigías lo avistaron.

- Era de esperarse. Las bases de datos siempre están tremendamente aseguradas – dijo el villano, confiado – Y ese que viene… es aquel a quien llaman Blackbird. Déjenlo venir. Le prepararemos algo.

Efectivamente, Blackbird se dirigía volando, al encuentro del lugar que Matt le describía por radio. El joven defensor volaba a una velocidad prudente, ya que aún no controlaba del todo esa habilidad recientemente descubierta.

Descendió unas cuadras antes del lugar, para observar el alrededor. Caminó con precaución, y nadie trató de detenerlo. Entró a una casa, de apariencia normal. No había nada allí que hiciera sospechar que los hombres que habían atacado la OCC se escondiesen allí.

Así, el defensor llegó hasta el salón de estar, el más grande de la casa. Un trono coronaba ese cuarto, y era el único sector iluminado. Allí, estaba sentado The King, que recibió al héroe con una sonrisa.

- Bienvenido, Blackbird – dijo, con voz fuerte – Tus precarias hazañas han llegado hasta mis oídos. Me alegra que hayas venido hasta acá.

V

The King se puso de pie. Tomando su largo y majestuoso ropaje en una mano, y con su bastón real en la otra, se levantó elegantemente, y dio dos pasos hacia el recién llegado.

- ¿Quién eres tú? ¿Qué quieres lograr? ¿Por qué todo este caos? – preguntó el joven defensor.

- Verás, mi buen defensor… - dijo el villano, acercándose – A quién tú ves frente a tus ojos, es el nuevo soberano del bajo mundo de la ciudad, y pronto, soberano de todo este país. Puedes llamarme The King, y has de postrarte frente a mí, en señal de respeto a mi grandeza.

Blackbird lo miró extrañado. Pero como vio que el autoproclamado soberano avanzaba por la sala, y pretendía seguir hablando, sólo atinó a retroceder un paso.

- El caos que hemos creado no es nada ajeno al hombre, amigo mío – continuó el rey – Es completamente natural. La vida de los hombres es un estado constante de guerra, donde el más fuerte sobrevive, y gobierna sobre el resto.

- Estás equivocado – dijo Blackbird – Las cosas no son así, y tú no tienes derecho a entrometerte en la vida de gente que quiere vivir en paz.

- ¡Ah! Un idealista – dijo burlescamente The King – Pues, es hora de que pienses lo que dices, pajarito. Hablas de la paz con tanta facilidad… ¿Sabías qué las palomas son las aves más sucias del mundo, y qué llevan infecciones y enfermedades consigo? Pues… con un símbolo como ese, ¿qué paz puedes esperar? El hombre es tan sucio como su símbolo de paz, así que no trates de tapar el sol con un dedo.

Blackbird no sabía que decir, y su aura estaba comenzando a manifestarse. La ira era la emoción que dominaba en él en ese momento. Pero The King, que estaba cada vez más cerca de él, prosiguió con su discurso.

- Se me viene a la memoria un poema, ¿sabes? No sé si lo has oído… Dice algo así:

Sing a song of sixpence,
A pocket full of rye;
Four and twenty blackbirds baked in a pie!
When the pie was opened the birds began to sing,
Oh wasn't that a dainty dish to set before the king?

Apenas terminó de recitar, The King alzó su mano rápidamente, y con sus dedos tomó la nariz de Blackbird y la agitó. Al instante, y antes que el defensor alcanzase a reaccionar, la apretó más fuerte, y lo lanzó de espaldas, con fuerza. Antes de caer, el defensor se protegió, pero entonces, un rayo de energía, proveniente del bastón de The King, lo golpeó y lo hizo caer de rodillas.

En ese momento, un montón de hombres vestido de negro comenzó a salir a través de las puertas del salón, y desde la sombras. Blackbird estaba solo y rodeado…


Continúa...

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