4.4.09

Blackbird #6

Gift & Curse (6 de 6)
“The Gift” (Parte 3 de 3)
Historia: Rodrigo Roa.

I

Blackbird estaba un tanto mareado, pero aún así notó que estaba en peligro. Trató de levantarse, pero le costaba.

- ¿Por qué hiciste eso? – preguntó, tocando su nariz.

- ¡Ah! Viejas costumbres… olvidadas - respondió The King – Los chicos de hoy ya no respetan nada… ¡Yo les enseñaré respeto!

En ese momento, el villano dio una orden, y sus lacayos se abalanzaron sobre el joven defensor. Lanzaron algunos golpes que impactaron de lleno en él, pero éste reaccionó rápidamente, haciendo crecer su aura, para impedir que se acercaran.

- Blackbird, pequeño pajarito – dijo The King, burlescamente – Los antiguos defensores de Angalileo se dedicaron a defendernos de las estrellas, pero olvidaron a los demás hombres… Por eso, esta vez, ¡el bajo mundo reclama su victoria, conmigo como su soberano!

- Te detendré… ¡Estás loco! – respondió el defensor.

- No, pajarito… Ni tú, ni ningún héroe harán la diferencia… Por lo demás, ya es demasiado tarde… - y The King rió siniestramente. Moviendo su brazo, indicó a sus hombres que volvieran al ataque.

El defensor se levantó, y se puso en guardia. Cada vez que alguno de los hombres de The King se acercaba, lo repelía con un rápido movimiento, o una descarga de energía. Pero eso duró poco. Los ataques comenzaron a ser más y más seguidos, y el combate se hizo difícil para Blackbird.

Mientras eso ocurría, The King tomaba con firmeza su bastón real, y acompañado por un par de sus lacayos, dejaba el lugar.

II

Matt Parker había trabajado duro para restablecer el sistema de la OCC. Ya podía comunicarse con varios puntos del país, y había comenzado a recibir ayuda de sus compañeros de trabajo, que poco a poco comenzaban a reaccionar. Además, sus habilidades demostraban ser amplias, y los demás estaban sorprendidos por su gran trabajo.

Así, pronto estuvieron de vuelta las comunicaciones, y la luz en la ciudad. Sin embargo, el caos de las calles no cesaba. Los desordenes mantenían ocupada a la policía, y muchos pequeños problemas pasaban desapercibidos.

A pesar de que no escuchaba a Blackbird por la radio, Matt estaba enfocado en otros problemas. Llevaba horas frente al computador, pero no pensaba en dejarlo aún. Probaba las líneas telefónicas, revisaba las bases de datos y actualizaba los programas. Su mente estaba completamente ocupada en eso.

De pronto, un sonido lo perturbó. Era el teléfono que estaba en su escritorio. Cuando sonó por primera vez, se asustó ¿Quién podría llamarlo al trabajo? Habían muy pocas personas que conocían su número… Preocupado, levantó el auricular, y escuchó con atención.

- ¡Matt! – dijo una voz femenina, que el chico reconoció a los pocos segundos como la de Sophie - ¡Estoy en problemas! ¡Necesito ayuda! ¡El tipo está entrando…!

Un sonido seco siguió esas últimas palabras. Luego, el tono de la línea inundó los oídos de Matt.

III

Blackbird peleaba con varios hombres a la vez, y si no hubiese sido por sus poderes, quizás no habría sobrevivido. Ya estaba cansado, y se daba cuenta de que The King había huido, aprovechando la confusión.

Aún le llegaban golpes, pero mientras más lo golpeaban, más le enojaban, y su aura crecía. En esos momentos aprovechaba de lanzar poderosas descargas contra sus oponentes, que caían derrotados.

Sin embargo, el defensor no sabía si resistiría mucho más. Ya sólo quedaban tres de los lacayos de The King, pero él se sentía demasiado agotado.

En ese momento, escuchó un chicharreo proveniente de la radio que Matt le había dado. Golpeó a uno de los lacayos, y aprovechando el momento, tomó la radio y la activó. Oyó unas palabras entrecortadas, pero fueron suficientes para él.

- ¡Blackb…! Tzz… en problemas… en… casa… Tzzz…. Debes… pronto… ¡Sophie!... Tzz… ¡Ayúdala!

El joven héroe sintió un escalofrío en su cuerpo. Acto seguido, hizo crecer su aura, y juntando gran cantidad de energía en sus manos, arrojo a los dos últimos villanos, a una distancia considerable.

Una vez que los vio derrotados, corrió hacia la calle, y buscó alguna forma de llegar rápido hasta casa de Sophie. Vio una motocicleta, y no dudó en tomarla. A toda velocidad, partió, sin poder sacar a la chica de su cabeza.

IV

Sophie y su madre se habían encerrado en la cocina de su casa. Ambas buscaban algo que les sirviera como arma, en caso de que debieran defenderse. La chica estaba dispuesta a pelear, si era necesario.

Tres tipos habían forzado la entrada y habían roto varios vidrios. Una vez que estuvieron adentro, comenzaron a buscar las cosas de valor. Afuera, nadie hizo nada para detenerlos. El caos de la ciudad provocaba que cada uno protegiera sus propias cosas, y se defendiera lo mejor que pudiese.

Por eso, no fue mucho lo que ambas mujeres pudieron hacer. Los tres tipos entraron decididos y con violencia. Sophie trató de calmar a su madre, y de pensar en cómo enfrentarlos. Buscaba algo que le sirviera, pero pronto se dio cuenta de que tendría que improvisar. Estaba realmente dispuesta a enfrentarlos, y no dejaría que las cosas pasaran sin más, sin que ella hiciera nada.

Mientras, Blackbird corría a toda velocidad a través de las calles. Esquivaba vehículos y personas por igual, sin detenerse por nada. Tenía que cruzar media ciudad, y tenía miedo de no llegar a tiempo. La motocicleta fue lo más rápido que encontró, y por ello no dudó en tomarla.

Pero cuando aún faltaban varias cuadras para llegar a casa de Sophie, el defensor se encontró con que las calles estaban completamente bloqueadas. La motocicleta no podría avanzar más, y por lo tanto, él tampoco.

V

La desesperación comenzó a apoderarse de Blackbird. Ahora dependía sólo de sus habilidades, y no sabía si lo lograría. Estaba cansadísimo, y la confusión de sentimientos en su interior le dificultaba pensar con claridad, o controlar sus poderes.

Pero en ese momento de angustia e incertidumbre, el defensor recordó. Recordó las palabras de Sophie, recordó lo que había sentido aquel día en que se conocieron, en las más inusuales circunstancias. Pero por sobre todo, recordó lo que ella le hacía sentir en cada momento que estaban juntos, y también cuando aparecía en sus pensamientos.

Poco a poco, el héroe comenzó a elevarse. Estaba volando, y era la única forma en que podría llegar hasta Sophie. Al instante notó que su velocidad era mucho mayor que antes, y que ahora sí podía volar con toda seguridad. Se elevó más y más, y aceleró, con Sophie en su mente, y con su gran aura manifestando el poder de sus actuales sentimientos.

En ese momento, uno de los tipos que había entrado a la casa de la chica, rompió la cerradura de la cocina. Los otros dos tipos se le unieron de inmediato.

Los tres comenzaron a acercarse, y cuando Sophie dio un paso al frente, para enfrentarlos, y proteger a su madre, los tipos la amenazaron con un cuchillo. Cada vez estaban más cerca, y la madre de Sophie ya estaba gritando, histérica. Pero la chica no se movía. En ese momento, ya no resistió más, y lanzó un fuerte golpe con el palo de una escoba que tenía a mano.

El golpe impactó de lleno en la cabeza de uno de los tipos. Entonces, furioso, el otro tipo levantó su cuchillo, y lo dirigió hacia Sophie. La madre de la chica cerró sus ojos. Pero de inmediato, oyó un sonido metálico, en el piso. Al abrir los ojos, vio que el cuchillo estaba en el suelo, y su hija estaba intacta.

La mano del tipo estaba siendo sujetada, y éste gritaba de dolor. Al ver allí a Blackbird, Sophie sonrió. El defensor apretó más fuerte la mano del tipo, y luego lo golpeó. Sin detenerse, lanzó una descarga de energía contra el tercer tipo, dejándolo en el suelo. Ninguno de ellos se levantó, y las mujeres respiraron aliviadas, y aunque ellas no lo supieron, Blackbird también, bajo su máscara.

Poco después, las cosas comenzaron a normalizarse. El caos terminó, y las calles volvieron a quedar vacías. Blackbird se quedó unos momentos en casa de Sophie, hasta que su madre estuviese más tranquila. Matt llamó para saber de su amiga, y le alegró saber que estaba a salvo.

- Gracias, Blackbird – dijo Sophie – No sé por qué… pero tenía la seguridad de que no fallarías.

- No dejaría que nada te pasara… - dijo el defensor – Ni a ti, ni a nadie que me importe.

La chica, satisfecha, volvió a sonreír. Blackbird se dirigió a la salida, pero antes sintió que debía decir algo más.

- Sophie… creo que yo debo agradecerte a ti. Tenías razón. Ser Blackbird no es una maldición, por el contrario… Tengo la capacidad de protegerte, a ti y al mundo… Eso es un regalo.

La chica respondió moviendo su cabeza con gesto de aprobación. El defensor continuó.

- Seré el defensor que esta ciudad… y este mundo, necesitan. Aunque Void o The King, regresen, estaré aquí para enfrentarlos… – cuando dijo esto, se elevó - Y créeme, Sophie… Tú eres toda una heroína – y luego agregó, sonriendo – Y agradécele a Matt, cuando lo veas… se comportó como un héroe también.

Blackbird voló. Ahora veía las cosas con otros ojos, y podía volar con seguridad. Estaba seguro de lo que era, y estaba seguro de lo que sentía. Sabía que existían personas valiosas en este mundo, y a partir de ahora, usaría su regalo para proteger a todos quienes le importaban… y por sobre todo, a Sophie.


Fin…
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Epílogo.

En algún lugar, a las afueras de Angalileo, se erigía una extraña fortaleza abandonada. Con cientos de años de existencia, nadie que no se fijara en los detalles, había reparado en ella. Sin embargo, hoy tenía nuevos habitantes. En ese momento, The King hablaba, y sus súbditos escuchaban.

- Verán, lacayos… Blackbird y todos los demás que detuvieron el caos, no han logrado nada… El verdadero poder es la información… y ese poder, me pertenece.

Levantó su bastón real, y lo señaló, en señal de triunfo. Allí, dentro de ese elemento decorativo de su realeza, residían sus dos mayores poderes: sus rayos de energía, y las bases de datos de todo el país de Eria…


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