26.3.11

Animal #12

“La Colmena”
Historia: Zirijo

I

No podemos parar. Estamos en el lugar más peligroso de Agartha, “La Colmena”. Hace unos días liberamos a algunos “Hermanos Aves”, soldados de alto rango de las fuerzas de ataque, que guardan las tradiciones de guerra de la familia de las aves. Alcanzamos a escapar por poco de uno de los subordinados más fuertes del General Drilón, “Aguijón”, en una misión suicida en “La Jaula”.

- ¿Puedes distinguir si son soldados aquellos que están más delante? – me pregunta Seleni, hermana de Garras I.

- No veo que lleven uniforme. De todos modos son Insectos, hay que tener cuidado – contesto.

Nos escondemos en una esquina. Huelo y no tienen rastro de llevar explosivos o algún tipo de arma.

- Iré a ver – dice B’horn - soy el único que puede hablar con insectos sin levantar sospechas.

Pasan unos minutos, y B’horn vuelve de su expedición con los extraños de más adelante.

- Dicen que son detractores de Drilón, y de los insectos que se unieron a su causa – dice B’horn – conocen de camaradas que nos podrían ocultar dentro de la ciudad de insectos más cercana.

- Eso suena bien, demasiado bien… – responde Mañke – Perfectamente podría ser una trampa.

- Ellos dicen la verdad – digo – puedo oler a alguien que esté mintiendo a kilómetros.

- Lo mejor que podemos hacer es aceptar la oferta – opina Serani, luego de intercambiar opiniones con T’jon en voz baja – es mejor que ir y enfrentarnos a un enjambre de insectos directamente.

- El problema es que somos muchos – digo – podrían descubrirnos en el peaje que está más delante.

- Entonces deberemos separarnos – dice Serani - Ellos esperan un grupo de prisioneros desde “La Jaula”, eso le daremos. Les daremos más prisioneros de los que puedan manejar.

II

Las noticias en Agartha no viajan tan rápido como en la superficie, por lo que aprovechamos eso para hacernos pasar por los prisioneros que rescatamos de las tropas de “Aguijón”.

- ¿Quiénes son ustedes? – pregunta el encargado de la frontera.

El rostro de B’horn presentó, por unos segundos, preocupación al darse cuenta quien nos estaba recibiendo. Al parecer B’horn lo conocía desde hace tiempo.

- Traemos prisioneros desde “La Jaula”, señor “Skathári” – respondió, empleando un uniforme robado hace días.

El llamado “Skathári” poseía el aspecto de un escarabajo, pero su coraza era más pequeña de lo que se podría esperar. Más similar a un humano, el encargado de este peaje, estaba cubierto de rayas, similares a las de un tigre, como Serani.

- ¿Qué tenemos aquí? – se pregunta en voz alta Skathári – ¿Quién es ella?

- Una prisionera que tomamos en los túneles – responde B’horn.

- Hay rumores de que hay miembros de la aristocracia de los mamíferos huyendo por los túneles, soldado. Puede que esta bella prisionera sea uno de ellos.

- Tengo órdenes expresas de llevar a todos los prisiones a la “Zona Oscura”, señor. ¿No querrá que el general Drilón se entere que faltan prisioneros? – pregunta B’horn, astutamente.

- Mm. Muy bien, pasen todos. Tiene dos días para permanecer en “La Comena” soldado, luego debe pasar con los prisioneros por la próxima frontera, hacia Agartha, y luego a la “Zona Oscura” – ordena el insecto – Dentro de ese plazo, visitaré a esta bella prisionera en prisión.

- Como quiera señor. Ahora, con su permiso. ¡Muévanse! – ordena B’horn, cumpliendo su papel con maestría.

Unos metros más adelante, ya podemos hablar con tranquilidad, ya que nos alejamos cada vez más del punto de control, y nos cercamos a la ciudad.

- No te preocupes Serani, ese insecto no te pondrá ni un dedo encima – le digo a la hermana de Garras I, que se veía preocupada por las amenazas de Skathári.

- Lo que más tiene Skathári es tiempo, Animal – dice B’horn – Tiene la fama de ser un excelente velocista, capaz de cruzar el reino en pocos segundos.

- ¿Y por qué está cuidando la entrada de este reino si tiene tanta habilidad? – le pregunta Mañke.

- Como vieron hace un momento, aparte de ser un gran velocista tiene debilidad por las mujeres bellas, y ha sufrido múltiples castigos por eso – responde el insecto de gran cuerno – Si no fuera por eso, tendría un rango superior dentro de las fuerzas de insectos.

Ya estábamos cerca de la pequeña ciudadela donde nos recibirían algunos disidentes de entre los insectos, aquellos que compartían nuestra visión de que lo que estaba haciendo Drilón, estaba mal.

III

- Han pasado tres días desde que llegamos a “La Colmena”, Animal, no podemos seguir arriesgando a esta gente – me dice Serani, en una de las tantas conversaciones que hemos tenido desde que fuimos acogidos por unos Insectos contrarios a Drilón.

- Por nosotros no se preocupen – dice la dueña de casa, que amablemente nos atiende y nos da refugio y alimento – es un honor tener a alguien de la realeza en nuestra casa, y al futuro Rey.

- Ser Rey es lo último que me preocupa en este momento, hermana hormiga – le digo con tono serio y algo nervioso – Lo que me preocupa es que no podamos salir de aquí.

En ese instante, entra B’horn por la puerta principal, acompañado de los hijos de la pareja que nos mantiene ocultos.

- Tenemos problemas – comenta un tanto asustado B’horn – Creo haber sido reconocido por uno de los soldados  del peaje que cruzamos. Puede que hayan dando aviso a Skathári, y esos sí que son problemas.

- Hay que esconderse, ahora mismo, puede que te hayan seguido – le digo a B’horn – ¡Gente, maniobra de escondite número 5!

Todo mundo se apresura  a esconderse en una entrada subterránea ubicada bajo la mesa del comedor. Cuando todos estamos dentro, la entrada es cubierta por una pesada alfombra y la propia mesa.

Pasan un par de horas, y ya el encierro es insoportable. Veo como nos comportamos, y parecemos criminales, por el simple hecho de pensar diferente. Cuando pensamos que ya es tiempo de salir nuevamente, siento el golpe de la puerta, un par de golpes secos, pero seguros.

- Son ellos – digo en voz baja a todos los que estábamos escondidos.

- Hermana Hormiga CXXV – dice una voz familiar – Realizamos un recorrido de rutina por el barrio, espero no importunar con nuestra visita.

- Para nada, camarada Skathári, puede pasar... ¿pensé que venía acompañado?

- Habitualmente es así, hermana, pero en esta ocasión he recibido noticias muy desconcertantes – comenta, mientras que sus ligeros pies avanzan por sobre nuestras cabezas.

- ¿Qué tipo de información? – pregunta la mujer que muy amablemente nos ha escondido estos días en una de las ciudadelas de los insectos – tome asiento, disculpe.

- Muchas gracias, pero lo que he venido a hacer, no requiere que me siente – responde Skathári mientras sus pasos de detienen – Estoy en búsqueda de traidores, hermana, traidores a la hermandad de insectos.

- ¿A qué se refiere? – pregunta la amable mujer, con un dejo de miedo en su voz.

- Hace tres días, una unidad de prisioneros pasó por mi estación y entraron unos cuantos traidores en dirección a la Zona Oscura. Tenían permitido estar en “La Colmena” sólo por dos días – comenta el encargado de la frontera con “La Jaula” – pero uno de mis soldados me informó que vio en el centro de la ciudad al soldado a cargo de la unidad, merodeando, y que se habría dirigido a su casa, hermana.

Un silencio profundo nos dejó oír cómo retumbaba el suelo de la casa. Era el sonido de tropas a pie, que se dirigían a este lugar.

- Debemos huír, ahora – me dice Mañke, susurrando.

- No podemos dejarla con ese psicópata – le respondo de la misma forma.

- No hay opción Animal, es ella o todos nosotros.

Nuestra conversación se detiene cuando golpean la puerta principal.

- Hermana, su silencio me dio todo lo que necesitaba – responde Skathári – ¡Tropas, entren y destrocen el suelo!

Armados con lanzas, las tropas destrozan el piso falso, agujereando la sala de la hermana hormiga CXXV. La mesa, sillas y pisos son completamente destrozados, y bajo la alfombra encuentran la puerta de acceso al refugio.

- Está vacío – dice uno de los soldados que baja a inspeccionar – Hay una vía de escape, pero fue bloqueada luego de que saliera.

- Llévense a esta traidora – ordena Skathári – ya habrá tiempo para ella. Ahora, quiero a esos traidores… nadie escapa de mi, nadie.

IV

- Estamos a un kilómetro de la frontera de Agartha, Animal – dice B’horn al salir de los túneles subterráneos ocultos bajo la casa y la ciudadela.

- No podemos seguir así. Somos demasiados, y Skathári está siguiéndonos. Sabe que seguimos aquí.

- Debemos separarnos entonces, Animal – dice Mañke – Se han formado subgrupos entre nosotros, eso está claro. Debemos seguir donde cada uno crea que es conveniente.

- No, eso nos debilitaría, algunos no tendrían oportunidad de resistir un enfrentamiento con los soldados de Drilón – digo.

- Nosotros queremos regresar a “La Jaula” – dice Mañke, respaldado por los “Hermanos Aves” y unos cuantos más que entramos en los túneles.

- Mi gente y yo, seguiremos buscando más Insectos que no quieran seguir a Drilón en la siguiente ciudad de “La Colmena” – dice B’horn – Sé que estamos en peligro, pero somos los únicos que podemos escondernos a simple vista.

Pienso por un rato y veo como se conforman los grupos. Las aves se juntan entre ellas, los insectos  y arácnidos hacen lo mismo, pero nosotros, los mamíferos que escapamos de Agartha en el momento del golpe de estado, no tenemos destino fijo.
Miro a mis camaradas, mis nuevos amigos y personas de confianza, Mañke y B’horn y veo decisión en sus ojos. Luego, instintivamente, mis ojos van a dar con la mirada de “Serani”. Ella me mira y me da la confianza que necesito para poder elegir un camino.

- Escuché de un lugar más allá de Agartha, donde los contrarios a Drilón se han estado escondiendo – dice un insecto que escapó con nosotros – Es un rumor, pero en las altas selvas del “Edén”, las tropas no pueden contra la armada del comandante Congo.

- ¿El Edén? – pregunto.

- Si, el Edén es por derecho, el territorio de los mamíferos, donde nuestra gente crece en paz. Agartha es un centro administrativo. Los mamíferos pertenecemos al “Edén” – dice Serani.

- Pero para llegar al “Edén”, hay que cruzar Agartha – dice Mañke – Hay que cruzar la capital, el lugar más resguardado de todo el reino.

- Que sea la tormenta antes de la calma, entonces – digo. Me tomo unos  segundos. Veo a cada uno de los que escapamos a los ojos y luego continúo. – Todo quien no tema a la muerte, todo aquél que esté en condiciones de pelear por su libertad,  y quiera ir conmigo a Agartha, ¡que me siga!

Y así comienza la marcha de los mamíferos, una migración con un solo propósito… alcanzar el Edén, la tierra prometida, un poco de paz, para nuestras gastadas esperanzas.


Continuará…
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