20.10.11

Quick #4

“Malas Vibraciones (4 de 4)
Historia: Jairo Guerra


I

A veces cree escuchar el viento.  A veces parece escuchar las bocinas de los autos, balazos, gritos de niños. Pero ni siquiera son sus propios recuerdos. Son parte de los lamentos aterrados de sus inquilinos, las voces clamando por sus vidas pasadas.

Pero él no tiene la culpa.

- No tengo la culpa de esto – dijo a un maltrecho Drake, que yacía sobre un charco de su propia sangre con varios huesos rotos – no busqué jamás esto. Era un héroe. Un hombre con un don, que sólo quería ayudar a hacer el mundo un lugar mejor.

Drake miró alrededor. No parecía estar en ningún lado. Podía ver sus manos, pero nada más allá de la punta de su nariz. Pero si podía ver al hombre que le hablaba, como si emanase luz propia. Era como encontrarse en medio de un absoluto vacío.

- ¿Sabes lo que pasa cuando dejas de correr? Te detienes.

- Eso parece… bastante… obvio.

- Para nosotros, detenerse, significa morir.

- ¿Quién… eres? – masculló, botando un poco de sangre en el proceso. – Puedo oírte… ¿por qué…?

- Aquí las reglas no son las mismas que en tu mundo.  Soy poderosísimo aquí… pero sólo aquí. Antes yo era… era…

Hubo una pausa. Ahora era uno con la melancolía de sus compañeros interiores; todos conocían su historia, todos podrían recitar la historia de otros, como la propia. Y así fue como un coro de voces dijo al unísono:

- Era el hombre más rápido de mi mundo.

II

Roy pudo caer presa del pánico, pero la última vez que pasó eso, se encontró a si mismo enjaulado por un desconocido. Así que antes de desesperarse, se dedicó a observar.

El doble de Oliver.

Si, su doble pues aunque el parecido físico era impresionante, aquel era otra persona: podía notarlo en sus maneras, en la forma en que lo miraba. La casa era distinta, el jardín era distinto. El sol mismo parecía irradiar otro tipo de calor.

- Tu cara… no me parece familiar. Pero hay algo… - el doble de Oliver se detuvo en medio de la frase, pues no estaba seguro de si debía o no decir aquello – Olvídalo. Por favor, dime quien eres.

Roy no supo que responder. Ahora ya estaba seguro de que aquello no estaba bien… ¿estaría soñando de nuevo? O quizás su vida entera fue un sueño… Escalofríos comenzaron a subir por su espalda.

- Yo… soy… - pero antes de terminar la frase, dio media vuelta y huyó del lugar.

Toda la Tierra era diferente… similar, pero diferente… ¿Qué es esto? ¿Quién ha estado jugando con su mente? Dio una, dos, tres, cuatro vueltas alrededor de la Tierra, acelerando y acelerando. Nada. Todo es nuevo. Aceleró aún más. Si no fuese por el aura que lo protege, su cuerpo se hubiese incendiado por la fricción, que hubiese sido visto por las personas alrededor como un veloz cometa. Sin embargo, el suelo bajo él no tenía dicha protección; un rastro de fuego y escombros comenzó a dejar como huella de su confusión. Ya no le importaba nada: este mundo no era el suyo, pero quizás el propio nunca fue real. Sus amigos, su padre, la gente a la que solía ayudar… todo era parte de un sueño, todo estaba en su mente… ¿O acaso esta era una pesadilla? No sabía que pensar.

Y aun algo más sucedió. Quizás fue por la velocidad que alcanzó. Quizás algo lo manipuló. Sintió una especie de jalón, y la realidad (o él mismo) se deformó y desvaneció. Miró a su alrededor. Estaba de nuevo en la habitación de la cual había conseguido escapar. Ahora si lo invadió el pánico.

- ¿Qué es esto…? ¿Dónde estoy…? ¿Por qué no puedo despertar aún…?

- Porque esto no es un sueño, Roy Moore.

III

- Impresionante – volvió a escuchar esa tenebrosa voz de muchos tonos. – Sobreviviste nuevamente a un viaje sin sufrir ninguna consecuencia.

-¿Viajes? ¿Tú me hiciste esto? ¿Por qué? – Roy estaba evidentemente descontrolado, debatiéndose entre la desesperación ante lo inexplicable y la rabia contra su captor.

- Calma. No te encerraré esta vez, pues espero que entiendas lo que he hecho y lo que haré. Ya conoces a Drake. O Radio Man.

Cerca, el cuerpo ensangrentado de Drake apareció, como si irradiase su propia luz.

- ¿Qué has hecho con él…?

- Sus heridas no son graves. Pero no vivirá. No si cumplo mi cometido. Su cuerpo no me es útil, pero la maravillosa habilidad de su cerebro sí.

Drake se movió. No estaba muerto al parecer, pero si muy débil. Vio al pequeño velocista a su lado. Ahora todo era silencioso, pero podía ver que ambos, Quick y el otro, hablaban. No querían ser escuchados… porque ambos debían de estar coludidos para matarlo. Sí, eso era. ¿Pero que les había hecho él a ellos?

- En cambio, tu cuerpo vibracional es la segunda pieza que necesito.

- ¿Y por qué tendría que colaborar? Lo único que siento en este momento es ganas de dejarte inconsciente – dijo Roy, poniéndose de pie.

- Siéntate Roy, te explicaré todo desde el principio. No sé si has oído de mi antes. Solían llamarme Rayo Veloz.

IV

Roy Moore se dio cuenta de que había quedado con la boca abierta. Con cuidado volvió a sentarse. Oliver le habló varias veces de Rayo Veloz. Ray Rice. Su primer “hijo”.

- Mi medio-medio hermano – se dijo Roy.

- Solía vivir en la Tierra. Solía ser un héroe. Sin embargo, ahora soy prisionero de este maldito lugar. Prisionero en medio de la nada.

La silueta de Ray Rice se iluminó. Era una especie de ser intermitente, camaleónico, que cambiaba de forma, de color, transformándose en muchísimas personas, sin ser ninguna definida.

- Lo llamaron la Última Guerra. Nosotros, los terrestres no teníamos ninguna opción, pero aún así luchamos… tantos murieron... sin ninguna razón – volvió a ponerse melancólico, aunque era difícil definirlo, pues su voz era monótonamente plana, como creada artificialmente – Creí que había muerto también. Pero no. Mi velocidad me salvó la vida, aunque a un alto costo.

“Verás… cuando el Mundo Antiguo, como lo llaman ustedes, colapsó, el universo mismo sufrió una reestructuración nuevamente… No sé bien quien tuvo parte en ello, puede incluso que haya sido el mismo universo, sanándose a si mismo… Pero algo distinto sucedió esta vez. Donde hubo un universo, ahora comenzaron a existir muchísimos. Ante la posibilidad de otra destrucción de la realidad de un universo, preparó ‘copias de seguridad’ podríamos decir, que impidiesen la desaparición de lo conocido, de nuevo. Pero no salió todo como debía. Los universos alternos comenzaron a crear su propia existencia, alterna.

- ¿Y cómo sabes tú aquello? Me parece una locura tremenda.

- No me interrumpas, o perderé el hilo y no entenderás. Como decía, cada universo desarrolló su propia línea temporal, dentro de su propio espacio vibracional. Sin embargo yo no morí. Y mi cuerpo, habituado a vibrar a una cierta frecuencia, no tenía cabida en mi mundo. Ni en ningún otro. Comencé a atravesar las distintas realidades, sin poder anclarme. Pero no es todo. Cada uno de nosotros, tiene su propio… análogo, en los universos paralelos. Sin darme cuenta, comencé a absorberlos, a arrastrarlos conmigo, hasta llegar aquí. Como sí mi no-existencia anulase la de los otros.

- Por eso tienes esa extraña apariencia, de muchas personas en una.

- Así es. Una vez aquí, comprendí que jamás podría salir… no puedo vibrar de nuevo. Por lo demás, no puedo volver a alguno de los mundos. Al menos no con mi cuerpo.

Roy comenzó a comprender pero no dijo nada. Ray continuó su relato.

- Este lugar es el espacio vacío entre universos. Aquí no envejezco, no tengo necesidades biológicas… pero puedo sentir el paso del tiempo… la eternidad de la nada. Con el tiempo me di cuenta de que poseía restos de energía del anterior universo y que con eso podía crear cosas aquí. Así, pude observar los distintos universos, pude comprender todo lo que había sucedido. Y entender mi nueva situación.

Drake seguía vomitando sangre. Aún no oía lo que hablaban, pero se dio cuenta de que su mente aún podía vibrar. Podía sentir, muchas más frecuencias que las de costumbre…

- Supe que podía tomar gente de un universo y trasladarlos aquí… pero al llegar aquí se desvanecía su existencia en todos los universos, por lo que no podía convertir este lugar en un lugar poblado. Lo mismo si intentaba mover personas entre universos… Todo esto gracias a la energía residual que poseo… y que se está agotando. Entonces, providencialmente, descubrí a Drake. Su existencia es única pues, no tiene análogos. En ningún universo. Yo fui quien le dio la habilidad de vibrar a su cerebro, y sólo a su cerebro, pues sin el aura de los velocistas, podría haber muerto… por eso está así de destrozado, y aún así resistió el viaje hasta aquí. Pero no podrá volver jamás.

- Has asesinado a muchas personas, Ray. Ellos no tenían la culpa de que estés aquí.

- ¡Yo tampoco soy culpable! Y yo no las maté… desaparecieron… porque no tenían la capacidad biológica de vibrar… no tenía como saber eso… - Ray parecía tener un gran conflicto con eso, a pesar de su supuesta amoralidad - Por eso te necesito a ti. Tu aura y tu gran capacidad para vibrar impiden que arrastres a tus análogos… es como si tu presencia aquí no pudiese ser detectada por los universos… Con ella podré volver a la Tierra, con la habilidad de Drake y tu velocidad. No te someteré… Únete a mí. Aún poseo gran energía… ¡podemos dominar no uno, sino muchos universos!

- No… no puedo hacer eso… ¡no después de todo lo que has hecho!

- Entonces tendré que hacerlo de la otra manera.

Roy y Ray. Ray y Roy. Y Drake. De pronto, todos fueron uno.

V

Se sentía bien tener cuerpo joven de nuevo. Pero se sentiría mejor cuando por fin pudiese pisar la tierra y sentir sus pulmones llenarse de aire.

Vibró para escapar de aquel lugar. Sintió la velocidad acelerar cada una de sus moléculas. Pero nada sucedió.

- ¿Qué? ¿Por qué no he salido de aquí?

- Estás tan ciego por tu ambición, Ray Rice. Olvidaste que nosotros estamos aquí también.

- ¡Ustedes! – dijo, hirviendo de rabia. – Pero ya tuve suficiente de ustedes, parásitos mal agradecidos… los traspasaré al cuerpo de Drake y nunca más tendré que oírlos.

- Aún no lo entiendes. No estamos atados a tu cuerpo… Es a ti. Jamás podrás separarte de nosotros.

Ray cayó de rodillas. Tenían razón… y él lo sabía, pero lo había ignorado por completo. La posibilidad de volver, luego del descubrimiento de Drake, lo había enceguecido, de verdad.

- Estoy harto. Si no puedo volver, entonces ya no quiero seguir existiendo más.

Las voces comenzaron a alborotarse. Sintieron que Ray acumulaba  toda su energía en sí mismo, preparándose para autodestruirse.

- Roy Moore. Escapa. O morirás con nosotros.

La conciencia de Roy despertó. Se dio cuenta de lo que sucedía, pero no estaba en control de su cuerpo.

- Pero… ¿Cómo? Estoy prisionero aquí como ustedes.

- Compartimos parte de sus facultades, pero no somos tan poderosos como él. Podremos expulsarlo de tu cuerpo e intentaremos detenerlo, pero no podemos hacer más. Eres un joven y buen muchacho, Roy. No podemos permitir que este desquiciado logre su cometido.

- No se los permitiré… ¡destruiré el cuerpo de Roy antes! – dijo Ray, que seguía concentrando su energía – Pero… ¿Qué? ¡Imposible!

Las conciencias empujaron a Ray fuera del cuerpo de Quick.

- ¡Huye, Roy Moore!

Ray Rice y Roy Moore volvieron a ser distintos. Todo sucedió muy rápidamente. La secuencia de autodestrucción de Rice seguía, y Drake también pareció recuperar su conciencia. Roy, ya en control de su cuerpo nuevamente, levantó a Drake y le gritó:

- ¡Enfoca a la Tierra, rápido! – mientras hacía vibrar su cuerpo y desaparecía, justo en el momento en que Rice implosionaba.


Epílogo uno.

Drake despertó en la Tierra. Apenas podía moverse. Alguien lo había dejado en las afueras del hospital. Lo atendieron. Sus órganos internos estaban casi colapsados. Sobrevivió de milagro. Lo interrogaron. Les contó lo que había vivido. Creyeron que era el shock. Sin embargo, esperando que le creyeran, confesó que era Radio Man, el traficante de armas. Lo declararon mentalmente ido. Lo encerraron. Pero ninguna celda podría evitar que su habilidad siguiera funcionando.

Epílogo dos.

Oliver entró en la pieza de Roy, para encontrar la habitación vacía y en el suelo una nota.

Se había ido. Oliver se sentó en la cama. Lloró largamente.

Instalado en el apartamento de Drake, Roy no puede olvidar lo que vivió en los últimos días. La locura de Rayo Veloz. Las realidades alternativas. Pero sobre todo, la dura mirada del doble de Oliver. No podía seguir ahí, se repetía a sí mismo. Sentado en la cama, también lloró.



Fin…
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