26.9.12

IMPERIO #8

“Mentiras”
Historia: Zirijo & Rodrigo Roa.


I

No importa donde estuvieses, ahora el peligro estaba en todas partes. El Imperio no es seguro, el Imperio lo quiere todo. El miedo dentro de sus corazones sólo lo hacía más fuerte, y eso estaban haciendo los habitantes de Los Angeles, que estaban bajo sitio, por las tropas de Le Projet Acadia.

Habían estado rodeando y cortando las fuentes de comunicación con el resto del país. Estados Unidos del Mundo, como lo llamaban las fuerzas políticas de ese país, estaba en peligro. Su propaganda del terror por fin se estaba dando vuelta contra ellos, en manos de la nación vecina de Canadá. Monsieur Canadá, Polar y Quasar forzaban la evacuación de la ciudad. Pero estaban solos. Quasar hizo intransitables los accesos terrestres y las comunicaciones inalámbricas, mientras que Polar hizo lo mismo con los aeropuertos.

Por las radios se oían noticias de que la costa Noreste estaba bajo ataque por los mismos canadienses, que portaban armas cargadas con la misma energía residual de Quasar. Era la mano de este miembro de Defensores Unidos la que doblegaba ahora al Imperio, pero este respondió con algo salido del mismo abismo. Una criatura capaz de cualquier cosa. Luz.

- Somos Luz, y pagarán por lo que me hicieron – dijo el extraño ser, capaz de brillar como cien soles, y generar energía como nuestro astro padre.

El General Burt Smash aprovechó el intertanto para atacar a Polar y al campeón canadiense, mientras que Luz no paraba de mirar a Quasar.

Éste, con la mirada perdida, por un momento esbozó una expresión de lástima, pero luego, un golpe electromagnético liberado por sus brazaletes lo hizo perder cualquier atisbo de compasión.

- “Ataca” – susurró la voz en el oído de Quasar.

El arma más poderosa de Canadá no dudó. Levantó uno de sus brazos y concentró un poco de energía, lanzándosela inmediatamente a Luz. Pero éste la recibió con sus manos, produciendo un destello que segó a todos los presentes por unos instantes, haciéndola desaparecer en su propio cuerpo. Luz se lanzó en embestida.

Ambos se cruzaron, arrasando con todo a su paso, incluyendo toda la North Grove Avenue, entrando en un parque residencial.

La población estaba histérica. De ahora en adelante, ningún lugar era seguro.

                                                                           II

- ¡Debemos mantenernos firmes, Presidente! – le decía el ministro de defensa a Ronald A. Jackson, Presidente de la República de Eria.

- Sabe lo que significa eso, Ministro... es en definitiva una sentencia de muerte para nuestros ciudadanos.

- ¿Me está diciendo que no vamos a defenderlos de esta estupidez? – recriminó el Ministro de Defensa.

-  No se trata de defenderlos o no… se trata de mantenerlos vivos. Eria siempre se ha caracterizado por mantener neutralidad en este tipo de conflictos, ya vio la Primera y la Segunda Guerra Mundial. No nos involucramos… esta no será la excepción.

- Presidente... – interrumpe uno de los asistentes de la cámara presidencial – Hemos vuelto a estar en línea… me dicen que un tal J. Monroe está intentando entrar en nuestro sistema de defensa.

- ¿Monroe? – se pregunta en voz alta el mandatario.

- Es uno de los hombres de Campbell… es The Wall que está haciendo lo que nosotros deberíamos - respondió el Ministro, dirigiéndose con rapidez hacia el salón de monitoreo e inteligencia.

- Señores presidentes y primeros ministros – dijo la figura distorsionada de un sujeto moreno, bajo y de lentes – Mi nombre es J. Monroe, y estoy ingresando en sus archivos. No les pido permiso, ni les he enviado una misiva antes, pero teniendo en cuenta la situación que atraviesa el mundo, me vi en la obligación de actuar.

La guerra está en su punto más álgido. Canadá ha dado el primer golpe. Nosotros hemos dado el segundo. Espero que con esta comunicación entren en razón sobre su posición en esta guerra. Hoy Estados unidos es el enemigo, pero cuando lo derrotemos, y estoy seguro de que así será, todos aquellos países que lo hayan apoyado, verán la determinación de The Wall.

- Señor, el discurso es una treta… están activando una sistema de comunicación unilateral con nuestros servidores…

- Desconecte el Internet, la señal… ¡o lo que sea que estén utilizando para hacer eso! – ordenó el ministro de defensa.

- No podemos, ellos tiene una cosa llamada “Alternet”. Se alimenta del Internet, pero la utiliza como canal de entrada… ellos tienen su propia señal de conexión.

- Un regalo. La señal de muerte, para ustedes… la clave para desactivar a los vehículos militares llamados “Pershings”... úsenla solo si están seguros de qué lado del conflicto están.

- Señor, ha alojado un archivo malicioso en el servidor. La computadora lo identifica como un virus, pero en realidad no sabemos qué sea.

El presidente de Eria se sentó, superado por la situación… pensó, se tomó la cabeza... siguió pensando.

- Den la orden de acuartelamiento…. Estamos en pie de guerra. Eria no se rinde.

Una extraña sonrisa invadió el rostro del Ministro de Defensa. Una mueca entre alegría y miedo. Era una victoria para la libertad, una señal de amenaza para el Imperio.

III

- Lo que más me sorprende es que en las noticias no dicen nada – le comentaba Mary Baker a su novio, Harry Daniels, o más conocidos por sus nombres clave: Adrenalina y Riesgo.

- Por eso el mundo nos toma como tontos… nunca nos informamos lo suficiente – respondió Riesgo – Pero es momento de movernos.

Ambos, a bordo de sus tablas deslizantes se movían al norte. Las estaciones de radio avisaban que en Detroit fuerzas extranjeras estaban atacando a ciudadanos civiles norteamericanos, y que todos debían hacer evacuación de la zona. Riesgo y Adrenalina tenían que estar ahí… debían ayudar.

Cuando estuvieron allí no supieron qué pensar. Los soldados de Canadá, que apenas dejaban verse, estaban en un constante tiroteo con policías y algunas tropas de reserva del ejército, tratando de hacer frente a los invasores. Pero estos disparaban rayos poderosísimos de energía, con propiedades cuánticas. Eran rayos rojos, poder visto sólo en un sujeto: Quasar.

Las armas estaban cargadas con energía extraída del mismísimo miembro de Defensores Unidos, y los soldados las apuntaban sin piedad. Algunos eran desmaterializados y otros teletransportados; no se sabía a ciencia cierta cuál era el efecto real de las armas.

Los soldados canadienses también se movilizaban abarcando la costa este del país. Iban hacia la capital de la nación. En ese lugar los esperaban los miembros del Proyecto R-evolución, los cuales tenían problemas para repeler el ataque de los canadienses, fieros y decididos. Grandes enjambres de avispas y de insectos circulaban por New York, por obra de Lady Bug, apoyando los ataques mancomunados de Wild Dog y Lagarto... pero la munición cuántica seguía siendo más efectiva.

IV

Las explosiones habían empezado hace horas. La ciudad de Los Angeles estaba en completo caos. Dos figuras luminosas se movían por los cielos de la ciudad, mientras la gente estaba desesperada. No sabían dónde ir, ni donde refugiarse.

Una mujer miraba la situación, y pasaba desapercibida entre la masa. Ella mantenía la mirada fija al cielo, como un reflejo que aún quedaba de su actuar. Ahora no tenía la fuerza de antes… se la habían robado. Se sentía llamada a moverse, a reaccionar… de hecho sabía que podía un poco… pero estas eran fuerzas descomunales, era una pelea entre dioses… como en la antigüedad. Camille Sanders dudaba de su capacidad. Sabía que aún tenía algunos poderes telepáticos y telekinéticos, pero…

Quasar y Luz pasaron por entre medio de un alto edificio en el centro de Los Angeles, dejando caer vidrios y estructura sobre los civiles que corrían por todos lados. Los gritos no esperaron y Camille no dudó en mover su mano y mover su mente hasta los objetos amenazantes. Estos se detuvieron en el aire, y las personas entre sorprendidas y agradecidas corrieron hacia las afueras de la ciudad.

Su mano temblaba. “Esto es lo que puedo hacer”, se trataba de decir a sí misma. “Esto es todo”, se repetía, mientras los demonios caídos de las estrellas destellaban en cada ocasión en que golpeaban.

- ¡Mira lo que nos han hecho! – gritaba Luz con cada golpe que asestaba a Quasar - ¡Míranos!

Quasar no respondía. Y esto más irritaba a Luz.

Quasar recibía los golpes, pero no sentía dolor, ni curiosidad por las incoherencias que gritaba Luz en su ataque. Los golpes daban en su rostro, estómago y brazos, pero nada podía sentir este hijo de las estrellas. Gracias a los brazaletes que el Doctor LaPreé había puesto en sus antebrazos, nada quedaba de Henry Levesque. Ondas de caos y electromagnetismo nuclear provocaban un estado hipnótico sobre el poderoso canadiense, desligándolo de su voluntad y conciencia. Luz en cambio, era todo ira.

En un momento de duda, Camille Sanders, se concentró. Sintió el espectro magnético bio-psíquico de Luz, que era fuerte y constante, mientras que la presencia psíquica de Quasar era vaga, y casi intangible, como si estuviera siendo atraída por un imán de ideas.

Entonces lo entendió. Camille no necesitaba un uniforme para hacer lo que hacía. No necesitaba un permiso o una insignia, ella simplemente podía… quería ayudar. Se concentró con todo su poder sobre ambos poderosos entes, y sintió como muros caían en su psiquis, cómo el poder fluía...

V

Acostumbrada a entrar en la mente humana, Lady Star atravesó la nebulosa de pensamiento que representa la cobertura superior de la psiquis. Dentro, su presencia se condensó en su propia figura, con su característico uniforme, flotando en el espacio que podríamos llamar “la mente”.

Como la explosión de habilidades fluyó de forma violenta, en realidad no sabía dónde estaba, si en la mente de Luz o Quasar, o incluso una mezcla de ambas. Tenía conocimiento de que podía generar puentes y conexión entre psiques, para generar escenarios compartidos e interacción sináptica en cadena.

Imágenes congeladas configuraban los recuerdos que podía identificar en una mente violenta, llena de marejadas de emociones y cicatrices. Vio entonces un espejo, miró a través de él y vio un mundo completamente diferente a lo que ella comprendía. Burbujas ataban la realidad, distorsionando la radiación del sol y generando escudos de rebote, que hacían que la luz se dispersara. Dentro del espejo, vio el reflejo de dos sujetos.

- “¿Quiénes son ustedes?” – dijo y pensó Lady Star. A estas alturas, era lo mismo.

- “¡Ayúdanos! ¡Llevamos atrapados años en él!” – gritaban los prisioneros del espejo – “Tratamos de advertirle que no es cierto, que lo están manipulando”.

- “¿Le? ¿A quién tratan de advertir?” – pregunta Lady Star.

- “A él... a Luz”.

Lady Star miró por todos lados y vio extrañas imágenes. Se acercó y vio cadenas sobre los recuerdos, sintió las cicatrices con sus dedos, y vio los hilos que incrustaban imágenes falsas a la mente de Luz. Vio situaciones irreales, e incongruentes, y vio retratados a todos los integrantes de Defensores Unidos haciéndole un tremendo daño a la criatura hecha de destellos.

Lady Star desprendió y cortó las cadenas con su mente, reuniéndolas todas, aquellas que parecían falsas, y las compiló en un cofre arquetípico. “Con esto será suficiente”, pensó luego, mirando el espejo.

- “¡Sácanos de aquí!” – gritaban los reflejos… avejentados.

Trató de hacer algo con su telequinesis, pero nada. Por ello, materializó una objeto puntiagudo, para romper el espejo.

Lo elevó, y lo dejó caer. Apenas el objeto tocó la superficie de la prisión, todo comenzó a temblar, a desfigurarse… la mente de Luz, supo que había un intruso en su inconsciente.

Luego de ser expulsada de la mente de Luz, Lady Star despertó en una hermosa representación de la Vía Láctea. Brazos de nubes estelares adornaban el completo vacío de lo que se podría pensar como espacio exterior. Luego, una firma psíquica… “Alguien estuvo acá”, pensó, al ver una extraña materialización de una escalera, que se extendía horizontalmente hacia el centro de la galaxia.

En la escalera, atados en capsulas, habían pensamientos, reflexiones y conocimientos sobre la mente humana muy profundos y dignos de un maestro. Lady Star los recogió todos, hasta llegar al corazón de la galaxia, un agujero negro. Cerca de él, en el horizonte de eventos, una máquina capaz de desestabilizar el agujero negro, emitía señales de onda corta, como tratando de entrar. Una nube de gases cósmicos estaba dispersos, lejos del potente foco de gravedad absoluto del fenómeno astral. El agujero no tenía con qué alimentarse.

Dentro de su poco conocimiento astronómico, Camille Sanders sabía que de los agujeros negros se podían generar grandes explosiones de este gas, conocidos como quásares... ahora todo tenía sentido.

Con un cúmulo de gas, hizo que el agujero negro comenzara a activarse. La máquina no aguantó el estrés astral, y provocó una chispa. Esta chispa encendió el gas que rodeaba al agujero negro, despertando al quásar.

- ¿Qué haces aquí? – pregunto una voz omnipotente.

- ¿Quasar?, trato de ayudarte – respondió Lady Star, buscando la fuente de aquella voz, pero era como si proviniese de todas las diminutas estrellas que conformaban la galaxia.

- Henry es mi nombre… - respondió la voz, provocando que una gran ráfaga sideral empujase a Camille al corazón del agujero negro.

Luego… Los Angeles.

Luz se retorcía en el suelo, enceguecido por el dolor, tomándose la cabeza, mientras que Quasar, flotando en el aire, no atendía a emoción alguna.

- Ellos nos engañaron…. Nos mintieron… hicieron que lastimáramos a toda esta gente – repetía Luz, atontado, aturdido, perdido.

Pero Quasar, sintió el golpe electromagnético de LaPreé y se encorvó de enojo. De una sola descarga desintegró los brazaletes, cortando la comunicación que se mantenía con los cuarteles del Ejército de Canadá. Miró a su alrededor y vio la destrucción. Vio al Luz y vio a Camille recuperándose de su “irrupción” en la mente de ambos.

- ¡Responde Quasar! ¡Hemos perdido la señal! ¿Qué es lo que sucede? – se oía en los oídos de Quasar. Palabras llenas de imposición y autoritarismo.

- ¡Mi nombre de Henry! ¡Soy Henry Levesque!  ¡Y YA NO SOY SU MASCOTA! – gritó enfurecido Quasar, emprendiendo un violento vuelo hacia el norte, en dirección a su propia nación, dispuesto a arreglar cuentas con sus superiores.

Epílogo.

- “Activar código tántrico up.8654.move.D.S”. Alineando chacras catódicos. Forzando códigos de alineación”.

La máquina de destrucción masiva conocida como AHB-42 se ponía en funcionamiento otra vez. De las ruinas de lo que alguna vez fue Londres, esta abominación científica se ponía de pie y digitaba códigos dictados en microondas, desde la base ubicada en el corazón del Imperio. De su brazo se desplegaba un teclado y dejaba ver una pantalla verde. Los números y ecuaciones desfilaban por la pantalla tan velozmente que en un par de tecleos la bomba atómica humana terminó su tarea.

- “Ingresando coordenadas de detonación. Objetivo: Angalileo, Eria”.


Continúa en Quasar #15 y #16 y en IMPERIO #9…
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