22.11.12

IMPERIO #9

“La Batalla de Eria”
Historia: Zirijo & Rodrigo Roa.

El que no tenga el valor de sacrificarse, por lo menos debe tener el pudor de callarse ante los que se sacrifican”.
José Martí.-

I

El aire se tornaba enrarecido a su paso. Su cuerpo entero expelía un halo de radiación y terror al surcar los aires de aguas internacionales. Se dirigía a Angalileo, la capital de la República Democrática de Eria. Los protocolos de movimiento funcionaban a la perfección. Fue lo más complicado para los científicos contratados por los estadounidenses. Prófugos, mercenarios, criminales, nacionalistas y dementes fueron financiados para investigar sobre la supervivencia de organismos biológicos a las detonaciones nucleares. Fue un trabajo de décadas. En los 90’s integraron a clarividentes, mentalistas y chamanes. Todos llegaron a la misma conclusión: Metahumanos.

Eran los únicos posibles candidatos para desarrollar habilidades capaces de darles las respuestas que buscaban, sostener la vida a través de la radiación nuclear.

Fue necesario hacer quebrar a naciones, filtrando sus fondos de deuda externa, para financiar la investigación. Tomó modificar genéticamente a sujetos de prueba, y el sacrificio de cientos de voluntarios (y otros que no lo fueron) para obtener el cascarón clínicamente “vivo”.

No fue hasta que lograron hacerse con el meta-humano Luz, cuando adquirieron una fuente de energía constante y abundante, y los conectores psico-químicos del accidentado Tom Black, A.K.A. Toxik, cuando concibieron la idea de que podían hacerlo real.

Todo este conocimiento retorcido, y motivado por la avaricia, el odio, los prejuicios, hicieron posible a la criatura, el arma, conocida como AHB-42.

La “Atomic Human Bomb”, sin ojos, portando en su cabeza las cargas neuro-nucleares, y un sistema de activación a distancia, el golem nuclear, llevaba consigo las atormentadas almas de los perecidos en Tokio y Londres. Las llevaba hacia Eria, nación de héroes, para declamar a los inocentes.

Pero algo se había estado gestando en Eria. El ejemplo de un joven héroe conmovió a los avejentados y heridos corazones de los más experimentados. Algo organizado, algo preparado… resistencia unificada. La Liga de Eria.

II

Angalileo, Eria. Antes.-

- ¿Cómo dejaron que esos tres niños fueran a enfrentar al enemigo en su propio territorio? – preguntaba desconcertado Megabot.

- Tú no estabas acá, te fuiste a pelear tus propias batallas, ellos tomaron una decisión, y hay que respetarla, como nosotros respetamos la tuya de largarte a Venezuela.

- Allá no había nadie. Apenas S.O.S. podía resistir las tropas que los Estados Unidos habían enviado. Ellos se fueron, luego del apagón de las comunicaciones y sin Lady Star como lazo sináptico, no supimos que sucedía. Alcanzamos a interceptar a algunos soldados y nos revelaron que las órdenes venían desde arriba, que toda la flota que agobiaba a Latinoamérica estaba siendo llamada para regresar a casa. Ellos estaban bajo ataque.

- ¿Qué hace este tipo contigo? – preguntó el Amo de los Espejos, interrumpiendo la conversación entre Megabot y Electric Man, y señalando al otro que estaba allí presente.

- Una de los miembros de S.O.S. me ayudó a convencerlo para que viniera conmigo. Aquí lo necesitamos más.

Ellos se referían a Black Force, que estaba atento a todo lo que sucedía, pero muy incómodo entre todos los presentes, que iban en aumento tras enterarse de que el Presidente de Eria había hecho pública la postura en contra de los Estados Unidos del Mundo.

Muchos héroes se reunían en el salón de Defensores Unidos, hace poco más de un mes de conflicto. Todo había pasado sumamente rápido. Nadie vio como las tropas norteamericanas se esparcían como plaga, igual que la maldita enfermedad que flagelaba a las personas.

- Todo el mundo ya vio a esos chicos… y nosotros enfrascados en nuestros asuntos – dijo el Amo de los Espejos, dirigiéndose a la multitud – Es momento de madurar.

- No se trata de madurez, Amo de los Espejos – increpó Electric Man – En asamblea decidimos cada uno hacernos cargo de lo que nos pareciese correcto, y eso hicimos.

- Pero no funcionó. Apenas pude ayudar a S.O.S. cuando partí a Venezuela… si hubiésemos tomado las medidas correctas…

- Eso es pasado… hay que afrontar las cosas hacia el futuro. Los chicos tuvieron la razón en reunirnos, más que sólo a Defensores Unidos… hablo de Ultra Force, de los Metal Knights, y de muchos más, con los que jamás habíamos trabajado juntos, pero que compartimos esta tarea de proteger a los demás.

- Amo de los Espejos, ¿crees que con sermones detendremos al Imperio? – preguntó Electric Man.

- No, pero si escuchándonos unos a otros. Blackbird escuchó… fue llamado a la Unión Europea para formar la Liga de Europa… pero fallaron… Ahora estamos nosotros para detener a esa cosa… los mejores héroes del mundo... sigamos al chico, él tiene la solución.

Nadie habló. Pensaron en aquella idea, esa de trabajar unidos, pero luego pensaron en Londres… Solos no lo lograrían… Tokyo también era prueba de eso…pensaron.

- Bien… Propongo un trato – dijo Electric Man – Sólo por esta vez, trabajemos unidos… y los que quieran seguir trabajando de esta forma, que sigan, y los que no… que vuelvan a lo suyo.

- Sólo tenemos una oportunidad…

- Una oportunidad para estar unidos – sentenció Megabot, al momento en que se encendían las alarmas.

- La costa… AHB-42 se aproxima.

III

Los rostros de Maverick y Aser se mostraban preocupados. Hasta las molestas bromas de Aser ya habían desaparecido. Luego de que su posición en New York fuera comprometida, la misión en Radiogen resultara fallida, y los datos del exhumado “Hombre de Blanco”, desaparecieran, todo llevaba a una ilógica situación. El silencio del líder rebelde, The Outsider.

Ni una sola palabra. Cientos de miles de Hijos de Perseo, voluntarios reclutados para generar resistencia desde la gestación del Imperio, detenidos, expectantes a las órdenes del Outsider, gestor anónimo del movimiento.

Un silencio rotundo, perpetuo, mortuorio. Aunque las comunicaciones fueron cortadas, los Hijos de Perseo sostenían su propia forma de comunicación, sumergidos todos en su propia red, enlazando datos desde servidores privados.

- ¿Hace cuánto que estamos perdidos? – preguntó Aser al ver nuevamente una marca que ambos habían dejado en los túneles subterráneos de New York.

- No estamos perdidos, es un laberinto – respondió Maverick – Hemos pasado por acá, pero es necesario… en el corazón del laberinto, encontraremos al Outsider.

El mismísimo Outsider les había enviado las coordenadas para el encuentro. La señal de rastreo fue interferida e interceptada como un mensaje, y él la respondió con una invitación.

- Hey, esa puerta no estaba ahí… hace una hora.

- Si, Aser, siempre estuvo.

Con el corazón del laberinto en frente, ambos entraron, y la puerta se cerró, dejándolos aislados del exterior.

La sala a la que daba la puerta era de unos 16 metros cuadrados, de suelo, muros y cielo, de un blanco radiante, dejando ver solo un escritorio negro en el fondo.

- No es mi costumbre comenzar así una conversación, pero ustedes dos, hijos míos, me han decepcionado… en especial tú, Maverick.

- ¿Quién está hablando? – preguntó este último, al escuchar una voz reproducida por parlantes ubicados en el único escritorio de la sala.

- ¡Soy The Outsider! – respondió el parlante, desplegando una pantalla holográfica desde el mismo lugar de donde provenía el sonido, mostrando la identidad de su líder.

Era un sujeto no muy entrado en años, con ropa formal y un corte de cabello muy correcto y también formal. En la solapa llevaba una formidable nueva bandera de los Estados Unidos del Mundo.

- Esa bandera... ¿por qué la llevas? ¡Es imposible que seas el Outsider! ¡Él está en contra del Imperio… esto es una broma, una trampa!

- No, señores – interrumpió los alaridos de los Hijos de Perseo – Esto no es una broma. Desde un principio pensamos en una forma de cooptar y canalizar a mentes y personalidades como las suyas, incapaces de ver lo maravilloso de nuestro sueño. Todo este tiempo la resistencia fue controlada por nosotros mismos, para darles un espacio en el cual jugar sin salirse de nuestros planes...

- ¡Están matándolos a todos! – respondió Aser.

- Ellos lo hacen… se asesinan entre ellos. Las mentes pequeñas que no entienden el regalo que les estamos dando. Ustedes fueron creados para fallar, para quedar inhabilitados en el preciso momento en que el Imperio lo necesitara…

Aquel que se hacía llamar The Outsider activó pantallas holográficas de respaldo, mostrando las imágenes grabadas por las tropas norteamericanas en su avance

- Están viendo cómo construimos el futuro.

- ¿De qué futuro estás hablando? Esto es sólo placer por la muerte – interrogó asqueado Maverick, por las crudas imágenes de gente acribillada, sin motivo más que el del formar un mundo unificado.

- Estamos siguiendo el plan. Reduciendo la población mundial; instalando nuestro sistema económico, político y social; usando la información de todo el mundo robada por nuestros asociados de The Cluster; doblegando el espíritu de libertad de los ilusos… en fin… Somos el futuro, estamos plantando los cimientos de nuestra regencia mundial.

- Estás enfermo… exijo saber quién eres en realidad, para perseguirte y hacerte pagar por todo lo que le has hecho a todas estas personas…

- Eso es fácil… mi nombre es Dwayne Storm, pero lamentablemente ustedes no saldrán nunca de aquí – dijo el hombre proyectado por hologramas, al momento en que la escotilla que bloqueaba la salida era volada por explosivos y dejaba entrar a gran velocidad y presión el agua que se acumulaba en las alcantarillas – Además, si es que lograran sobrevivir… tengo la particular habilidad de hacer que toda la gente que me conoce, se olvide de mi… Ustedes ya no son una preocupación. En definitivas cuentas, esto si era una trampa… siempre lo fue.

La sala completamente inundada ahora contenía los desechos de toda la ciudad, eso de lo que no nos preocupamos cuando continuamos adelante en nuestras vidas… allí también estaban los Hijos de Perseo, que se alzaron contra su creador.

Sólo una última luz roja brillaba en el bolsillo del cadáver flotante de Maverick...

IV

El objetivo venía volando desde Inglaterra. Los héroes de Eria lo esperaban. Desde del centro de operaciones de Defensores Unidos, el Amo de los Espejos coordinaba la defensa.

- Richard, necesito que detengas a Electric Man… - le ordenaba el calvo héroe líder de Ultra Force a su compañero.

- Él solo se adelantó… no pude detenerlo – respondió Richard Butler, Ultrabot – Dijimos que trabajaríamos juntos, pero el solo se fue.

- Espero que sepa lo que hace.

En la playa, adelante, justo en la trayectoria del arma del Imperio, Electric Man lo esperaba. Concentró una carga muy grande de electricidad en sus manos, y la lanzó al aire. La carga eléctrica de la atmósfera cambió, y las nubes comenzaron a reunirse… negras, cargadas. Una tormenta esperaba a AHB-42.

Los relámpagos retronaban en alta mar, y el vuelo de la bomba atómica viviente era constante. Ni un músculo se movía de más, el nerviosismo no existía en él, y sentir la presencia de alguien en el radar incorporado en su cerebro, no le causó mayor impresión.

Electric Man se lanzó con todo. Descargas eléctricas de grandes proporciones, golpes directo a la cara, todo para detener al heraldo de la muerte.

Pero nada, ningún efecto sobre él... sólo un pequeño desvío en la trayectoria, pero nada que una recalibración no pudiera solucionar.

En la costa, ya estaban Ultrabot, Protector Omega y Superbot esperando a la aberración, con todo el poder de fuego de las magníficas máquinas de guerra. Gastaron toda la munición antes de darse cuenta que nada hizo efecto en él. Una nube con aroma a pólvora cubrió la ciudad de Northcrem, al norte de la capital.

- Sigue en camino... – dijo Electric Man por el comunicador, al quedar rezagado del paso de AHB-42 – No pudimos con él...

- Síguelo… de todos modos, aún nos queda algo.

El veloz paso de AHB-42 sufrió un traspié. Una fuerza poderosísima lo obligó a detenerse. De un gran salto, Black Force lo abrazó y lo llevó al suelo.

- Di algo, maldita máquina – lo increpó Black Force, ante la nula respuesta del invasor. Una mascarilla tapaba su boca y sus ojos no se lograban distinguir. No se lograba ver expresión alguna… solo un tétrico brillo verde.

Black Force se abalanzó contra él, pero la impía creación humana lo detuvo, con sus brazos. Luz incandescente verde se filtró por entre sus músculos, permitiéndole derribar a un Black Force cegado y herido.

- Vamos, no queda mucho para que llegue a Angalileo – le dijo entonces Electric Man a Megabot – Sube con Butler, y tratemos de alcanzarlo.

V

A unos kilómetros de Angalileo estaban Scream, Estrella Fugaz y Halcón Dorado, en la nave de Ultra Force, sobrevolando la salida norte de la ciudad.

- ¿Estás seguro que funcionará? – preguntaba Scream al Amo de los Espejos, que a su vez estaba en el centro de mando.

- Si no lo hace… Eria no nos lo perdonaría.

Estaban los tres expectantes a una figura que se acercaba. Efectivamente era AHB-42, que apresuraba el ritmo, aplicando algoritmos y definiciones en su tabla de control ubicada en su brazo.

“CHAKRAS ALINEADOS, MODALIDAD KUNDALINI EN DETONACIÓN INMINENTE”

AHB-42 había entrado en la etapa final de su detonación. Nada ni nadie podían detener la explosión. Hasta que la dulce voz de una mujer dijo lo contrario.

El poderoso grito sónico de Scream impactó con el arma viviente más poderosa de la historia humana. La onda atravesó su dura armadura, alcanzando la estructura cerebral del portador humano de la carga nuclear. El grito fue tan fuerte y desmedido que reventó el tímpano del sujeto, desconfigurando su plan de orientación. Sin ojos, ni boca, no pudo expresar el dolor que sintió en aquel momento. Pero la carga ya estaba activada. La señal remota de vuelo pasó al comando central, pero el factor humano de la bomba, estaba roto.

- ¿Habrá funcionado? – preguntó Scream dentro de la nave, desde donde emitió el grito.

- ¿¿AH?? – preguntó Estrella Fugaz, al ver que Scream se dirigía a ellos – Nos lastimaste los oídos a nosotros también – respondió a gritos, bromeando, el miembro más alegre de Ultra Force.

AHB-42 continuó volando con fuerza, pero su trayectoria declinaba.

- ¡De todas formas explotará en la ciudad! -  sentenció Scream, por el comunicador abierto.

- Hay que alcanzarlo… - susurró el Amo de los Espejos – nadie está lo suficientemente cerca, y con la fuerza necesaria para desviar su vuelo.

Una centésima de segundo tardó en gestarse la idea, desde un pensamiento de entrega total por el bienestar de millones de personas.

- Dile al Amo de los Espejos que se puede beber la cerveza que escondí en el refrigerador – dijo Estrella Fugaz a Scream, que no pudo tomar del brazo a su apurado compañero.

La reacción se demoró, pero cuando a Scream se le escapó un pequeño y diminuto “no” de los labios, Halcón Dorado salió persiguiendo a su amigo.

Es pesado, es una locura... es muy pesado” pensaba Estrella Fugaz, cuando tomó por los hombros a AHB-42, que descendía estrepitosamente. No lo pensó tanto cuando otros brazos tomaron por el costado al monstruo. Unas alas completamente extendidas y destinadas a elevar el vuelo cubrieron de los rayos del sol a AHB-42 y a Estrella Fugaz.

- Aumenta la potencia… creo poder elevarnos un poco para no caer tan cerca – ordenó Halcón Dorado, que les dio alcance.

Así, un fuerte impulso se llevó a los tres a varios kilómetros al sur. Nadie los vio, y sólo los habitantes de Angalileo, más tarde, pudieron describir la estela dorada que los cubría. El llanto de Scream abarrotó las líneas de comunicación, apenas segundos después de la inmensa explosión.

Kilómetros a la redonda fueron destruidos y contaminados por la radiación nuclear. El hongo atómico se vio desde la capital de Eria, pero estaba lejos, lo suficientemente lejos para no herir a nadie. Ese día, los héroes salvaron varios millones de vidas… pero perdieron a dos de las más preciadas para ellos.

Perdieron a sus amigos.


Concluye en “IMPERIO” #10…
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